Videojuegos y casinos online, ¿más parecidos de lo que creemos?

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¿Te has preguntado alguna vez por qué te quedas atrapado durante horas jugando o apostando? Puede parecer inofensivo al principio, un juego rápido, una tirada, una recompensa visual, pero lo cierto es que tanto los videojuegos como los casinos online están diseñados con la misma lógica: mantenerte enganchado. Y eso no es casualidad, ni mucho menos inocente.

El truco está en el diseño, no en la suerte

La frontera entre jugar por diversión y apostar por impulso es cada vez más difusa. Tanto las plataformas de gaming como los casinos digitales utilizan sistemas de refuerzo muy similares. No solo hablamos de sonidos agradables o luces brillantes. Hablamos de mecánicas que apelan a tu cerebro, activan la dopamina y te hacen sentir que estás a punto de lograr “algo”. Aunque ese algo sea una ilusión.

Piénsalo: cuando ganas en un casino digital, muchas veces recibes una avalancha de estímulos visuales. Aunque hayas ganado una cantidad mínima o incluso hayas perdido dinero en la jugada anterior, la experiencia se siente “ganadora”. Eso también pasa en muchos videojuegos. Superas un nivel sencillo y te premian como si hubieras cruzado el Everest. ¿Para qué? Para que sigas. Porque cuanto más tiempo pasas, más propenso eres a pagar.

Loot boxes, giros y recompensas aleatorias: todo en la misma bolsa

Las loot boxes o cajas de recompensa aleatoria se han convertido en un estándar en muchos videojuegos. No sabes exactamente qué recibirás, pero puede tocarte “algo bueno”. Eso suena familiar, ¿no? Exactamente la misma lógica que mueve a los juegos de azar.

Tanto es así que algunos países ya han regulado o prohibido este tipo de mecánicas en videojuegos dirigidos a menores. Porque aunque no se juegue dinero directamente, se promueve la misma estructura de comportamiento adictivo que vemos en los casinos online.

Y si bien plataformas como la guía de Mundo Deportivo explican cómo funcionan los juegos en línea desde lo técnico, rara vez se habla de su impacto emocional.

Fichas, monedas y una ilusión de control

Otra similitud clave entre videojuegos y casinos online es el uso de monedas virtuales. Parece algo simbólico, casi decorativo, pero es todo lo contrario. Esa barrera entre el dinero real y el dinero del juego está cuidadosamente calculada. Al usar fichas en lugar de euros, la percepción de pérdida disminuye. No lo sientes igual que cuando pagas con una tarjeta o entregas efectivo. Pero créeme, tu cuenta bancaria sí lo nota.

Y encima, se añade la falsa sensación de control. Como si con un poco más de esfuerzo, estrategia o suerte pudieras revertir la situación. Es un espejismo. En la mayoría de los casos, los algoritmos ya tienen la partida escrita de antemano.

España, Estados Unidos y el efecto espejo

Aunque los modelos de regulación son distintos, el problema es el mismo en todas partes. En Estados Unidos, los casinos digitales han aprovechado huecos legales para expandirse con rapidez, especialmente tras la legalización de las apuestas deportivas en varios estados. En España, a pesar de las restricciones publicitarias, las apps siguen encontrando formas de llegar al público. ¿Cómo? A través de influencers, transmisiones en vivo y marketing disfrazado de entretenimiento.

Incluso videojuegos aparentemente “inofensivos” han comenzado a incluir elementos que recuerdan al casino. ¿Es coincidencia? Difícil de creer. La monetización basada en la permanencia del usuario lo ha cambiado todo.

No todo está perdido… pero conviene abrir los ojos

El debate está sobre la mesa, pero todavía falta mucho por hacer. Regular no basta si la industria sigue encontrando atajos. Y aunque las leyes avancen, lo más urgente es que los usuarios seamos más críticos. Porque, al final, no se trata solo de si apuestas o no. Se trata de entender cuándo estás siendo manipulado para quedarte.

Sería ingenuo pensar que todo esto es casualidad. Detrás del diseño de cada juego o casino digital hay equipos enteros dedicados a estudiar tu comportamiento, tus clics, tus tiempos muertos.

Y sí, se puede jugar por diversión. Pero no sin entender el juego detrás del juego.

Wired lo explicó sin rodeos: cada diseño adictivo tiene un propósito. Y si no te das cuenta de cómo funciona, probablemente ya estés dentro de la rueda.

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